En este proyecto hemos logrado un cambio radical que redefine la experiencia de visitar una farmacia. Fusionamos modernidad y autenticidad, respetando elementos clave como la fachada modernista mientras introducimos innovaciones que transmiten claridad y frescura a cada rincón.
Nuestra elección de mantener las paredes de ladrillo visto, pintadas en blanco, preserva la esencia histórica y añade un toque contemporáneo al mismo tiempo. Esta combinación crea un lienzo luminoso que refleja la luz natural, estableciendo una base elegante para la farmacia.
El elemento estrella de nuestro diseño es una tela suspendida del techo, una elección que va más allá de lo convencional. Esta tela no solo agrega un toque de modernidad, sino que también fomenta la circulación por el espacio, creando un ambiente fresco y acogedor para los clientes. La gran altura del local se convierte en una ventaja visual, generando un volumen impresionante que cautiva a los peatones.